lunes, 4 de febrero de 2008

El crimen paga


Reconozco que llegué al album en mención después de buscar la canción "Que lio", título que lleva aquella que tiene por fragmento de letra "...Tengo un pollo sabrocito, con el cual quiero casarme..." ,estribillo que he cantado ligeramente alicorado con mi compadre Juan Pablo Cabrera Dulce.

Willie y Héctor editaron varios álbumes bajo el sello FANIA; ninguno como éste, el cuarto en la sucesión Lavocolonesca. Che ché Colé y Juana Peña son botones de muestra del buen momento al cual llegó esta relación que nunca acabó. Lo reconoce el mismo Héctor en una de sus últimas casi inenteligibles entrevistas "-Cheche Cole me trajo riqueza y mujé-"

Este disco salió a la venta en el año de 1973. Le siguieron los grandes espectáculos en los proscenios latinos y anglosajones, según reseñan los anales de la salsa. Los mejores años de Héctor, los años felices. El dinero y la rumba, las mujeres y la condena.

¡Que trombón y que voz!. Que otra cosa le puede pedir uno a la salsa brava, que de ser brava sería un perrito con el rabo entre las piernas a la desazón de un mal amor.





Quod scripsi, scripsi
Mal escritor, peor crítico musical

sábado, 19 de enero de 2008

Volcanes

Volcán Galeras. Última erupción: 17 de Enero de 2008.

Volcán Nevado del Huila. Último incremento de actividad: Enero de 2008.


Volcán Tungurahua, Ecuador. Última erupción: Enero de 2008.
Volcán Llaima, Chile. Última erupción: Enero de 2008.
Mientras miraba las fotos de la nueva fiesta del Anillo de Fuego, me habló Manuela. La felicidad por su carrera teatral se derramaba vía MSN, y yo a duras penas le contestaba, gracias a la indisimulable emoción ante los carnavales tectónicos del raro enero de dos mil ocho. Hasta mamá, nunca interesada en los cólicos de la madre Tierra, me decía que si tanto me gustaban los volcanes, porqué no miraba si eso daba plata. Y Manuela volvió a hablar de Óscar, y acá no Óscar, mi abuela duerme en la casa, son las tres de la mañana y vos sabés, son ellas las que me mueven, no vos, Óscar y Óscar, haciendo caminar los dedos sobre la entrepierna de Manuela, sobre los montes de Manuela, sobre el pelo de Manuela, diciendo que no, que tanta cerveza y tanto cachoniar y me vas a dejar acá, iniciado, sin probar la lava de tu lengua, sin conocer el sabor quemante de tus jugos íntimos, y no hacemos ruido, dale, en las escaleras, cinco minuticos no más, hacele Manue y Manuela sólo pudo repetir, durante los cinco minutos eternos de pisadas de celador en el piso de abajo y de fiesta salsera en el edificio del frente, que qué me estás haciendo Óscar, tan grande Óscar, tan grande, tan grande...ay Óscar...y cuál erupción vulcaniana, de piroclasto grueso y sordo estruendo, Manuela me pintó su orgasmo soñado, mientras al otro lado de la calle tronaba Hecticor con Escarcha por quinta vez en la noche.

Sentí entonces envidia de Óscar, de su herramienta de oro y de su implagiable arte de destorcer lesbianas. Pero me desquité con Manuela y le grité, en letras capitales y sin un solo emoticón, que Óscar era una insignificancia, una nimiedad de la creación. ¿Grande? Grande el Mama Tungurahua, sus casi seis mil metros, que empequeñecían el calibre del arma de Óscar y su hálito sofocante, deshacedor de glaciares, verdadero rompedor de hielos, ante el cuál nada tenía que hacer la cháchara de Óscar. ¿Ardiente? Ardiente el Llaima y las tierras que lo circundan, las del fin del mundo. ¿Maestro? Maestro el Huila - y el burro - venerado por los pueblos de las tumbas pintadas que rivalizaban con los frescos del Valle de los Reyes. ¿Osado, atrevido Óscar y sus polvos de gallo en escalera? Atrevido el Galeras, la atracción mayor de la hacienda del Cacique, el que no sólo no deja dormir a las damas, sino que desvela a cinco ciudades y bajo su sombra permite que se maldiga a los próceres.
Magister dixit

martes, 10 de abril de 2007

Los heraldos negros


La escasísima creatividad propia me lleva simplemente a escarbar en los periódicos, buscando buenas noticias por ahí.....hay periodistas tipo RCN: hermosas mujeres, preciosos tetes, embobantes altanerías, muslos soberbios. Pero que nunca supieron donde estaba Santiago de Chuco - me imagino que debería parecerles horrendo un pueblo peruano ahogado por la neblina y parecido a un embudo cuyo estrangulamiento es el cementerio - y que sólo deben haber oído hablar de un tal César Vallejo por allá a la salida de cualquier materia de relleno de la U, el viernes a las seis antes de lleriar - precioso verbo de nuestra hermosa raza arribista - o antes de poner a suspirar a los viejos verdes y a los de nuestra generación con su pelo oloroso a las fresitas recién cortadas en el parque de la 93. Y hay periodistas tipo don Carlos Sánchez - simples nombres que guardan tipos que inspiran cierta admiración -, cuya cara de mochilero irredento y de agitador guevarista creyente en el Hombre Nuevo es la fachada cómica de un talento desbordante. Dalí y su océano desatado compáranse con este señor: me produjo la misma sensación de inútil esfuerzo al leerle, la desagradable certeza de que nunca escribiría como él. Y es en verdad buen narrador y buen escritor. Sin duda, un cronista de lápiz en oreja y curiosidad inquietante....aunque pa otras cosas prefiramos a Cata Gómez y a la fierecilla de la Lauris Acuña.

Sin más palabras, les va el vínculo. Léanlo a ver qué tal les parece.




Magister dixit

lunes, 26 de marzo de 2007

El día que sea rey, serás la primera persona en el paredón.


Los fusilamientos del tres de Mayo. Goya.

Ahí está: Este hombre en el patíbulo somos todos los hombres en el último instante de la vida. Ese día estaremos frente al pelotón recordando el fantástico día en que conocimos el hielo o el fuego, lo mismo da, abriendo los brazos implorando por un día más. El día en que uno o dos se tapan el rostro para no ver nuestra muerte, el día en que los caídos nos recibirán en el suelo con los ojos cerrados, el día en que los que levantan las armas saldrán a tomar café en la esquina mientras cierran el negocio de la próxima víctima porque el dinero de la anterior ya está en sus bolsillos.



La ejecución de Maximiliano. Edouard Manet


Ahí están: La multitud, los uniformes, las armas, la colina, los árboles y yo, solo. También está la bala que me matará.

¿La puedes ves?

Quod scripsi, scripsi.

Como no puedo ir, les envío esta banda sustituta.




Todo comienza así: Un leve sonido, un susurro tenue y corto -“We came in”- da paso a un sorprendente juego de guitarra, bajo, sintetizador y batería, al que se le suman sonidos de ambiente. Se perfila entonces la canción que da la bienvenida rimbombante al álbum musical que sale a la luz en el año de gracia de 1979, instrumentada por la banda cuyo nombre es la combinación de los apellidos de dos músicos de “blues”, hijo de la desesperación de un huérfano de la guerra ¿Debería ir al espectáculo?.

Se dice que esta pieza maestra del rock surgió como una idea de aquel huérfano que vino hace poco a Colombia. Cansado de la rutina de ser una estrella rutilante del proscenio rock, deseó separar al público de sus conciertos con una pared para que no le molestasen mientras junto a la banda articulaba las canciones compuestas en su “desesperación taciturna”. Allan Poe razona, en alguno de sus cuentos, que la secuencia por la cual se llega de una idea a otra está llena de vericuetos; pues bien, la idea de separar los músicos del público se convirtió en aquella gran colección de canciones que versan de la sobreprotección materna; de la guerra; de las putas; del consumismo; del desamor; del aislamiento; del gobierno; de la educación; entre otras cosas, pero sobre todo de la guerra que nos separa.

Todo termina así: Después de un juicio, en el que el juez “caga” al acusado, los niños juegan con los escombros del muro que construyó Don Roger Waters, Esq. a quien, como dice la vetusta canción, maldita sea mi suerte, no pude ver.

Quod scripsi, scripsi.

martes, 20 de marzo de 2007

Toco Tu Boca

Para poner a errar a don Renato Arturo, le pongo su frrragmento de poesía erótica javorito, leído por su mismísimo autor, don Julito Florencio Cortázar, el hombre del gran tamaño y las erres francesas, como se notarán en el cursísimo video que acompañará al frrragmento....Capítulo 7 de Rayuela, la obra magna de don Julio, el hincha de Banfield, contado por él mismo:

Toco tu boca

Toco tu boca, con un dedo todo el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos, donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

Magister dixit.

jueves, 1 de marzo de 2007

El episodio del enemigo

Para hacer errar a Don Diego, suerte de pereza, suerte de sorpresa, habré de copiar íntegramente dos contenidos enfrentados. El vídeo se inspira en el texto y el texto es de don Jorge Luis Borges.



Episodio del enemigo
Jorge Luis Borges


Tantos años huyendo y esperando y ahora el enemigo estaba en mi casa. Desde la ventana lo vi subir penosamente por el áspero camino del cerro. Se ayudaba con un bastón, con un torpe bastón que en viejas manos no podía ser un arma sino un báculo. Me costó percibir lo que esperaba: el débil golpe contra la puerta. Miré, no sin nostalgia, mis manuscritos, el borrador a medio concluir y el tratado de Artemidoro sobre los sueños, libro un tanto anómalo ahí, ya que no sé griego. Otro día perdido, pensé. Tuve que forcejear con la llave. Temí que el hombre se desplomara, pero dio unos pasos inciertos, soltó el bastón que no volví ver, y cayó en mi cama, rendido. Mi ansiedad lo había imaginado muchas veces, pero sólo entonces noté que se parecía, de un modo casi fraternal, al último retrato de Lincoln. Serían las cuatro de la tarde.
Me incliné sobre él para que me oyera.
—Uno cree que los años pasan para uno —le dije— pero pasan también para los demás. Aquí nos encontramos al fin y lo que antes ocurrió no tiene sentido.
Mientras yo hablaba, se había desabrochado el sobretodo. La mano derecha estaba en el bolsillo del saco. Algo me señalaba y yo sentí que era un revólver.
Me dijo entonces con voz firme:
—Para entrar en su casa, he recurrido a la compasión. Lo tengo ahora mi merced y no soy misericordioso.
Ensayé unas palabras. No soy un hombre fuerte y sólo las palabras podían salvarme. Atiné a decir:
—Es verdad que hace tiempo maltraté a un niño, pero usted ya no es aquel niño ni yo aquel insensato. Además, la venganza no es menos vanidosa y ridícula que el perdón.
—Precisamente porque ya no soy aquel niño —me replicó— tengo que matarlo. No se trata de una venganza sino de un acto de justicia. Sus argumentos, Borges, son meras estratagemas de su terror para que no lo mate. Usted ya no puede hacer nada.
—Puedo hacer una cosa —le contesté.
—¿Cuál? —me preguntó
—Despertarme.
Y así lo hice.

miércoles, 28 de febrero de 2007

Pink Floyd - Goodbye Blue Sky

Siendo yo el individuo copietas y vulgar de este blog (mi señor Pantoja y su creatividad opacan cualquier vil copia que quiera yo instalar acá), les va uno de mis videos javoritos (¡gracias YouTube!). Casi olvido, en mi ataque de lambonería, mencionar el contexto histórico del video: The Wall, la película aquella medio operística con fondo pinkfloydiano, tiene su génesis en la Segunda Guerra Mundial. 'When the Tigers Broke Free' se refiere a la fallida acción de la playa de Anzio, en la desastrosa campaña italiana de 1943 y "Good Bye Blue Sky" se refiere a las sombrías horas del 'Blitz', cuando las principales ciudades de Inglaterra fueron bombardeadas por los alemanes entre 1940 y 1941 (luego, en 1944, Londres sería víctima de nuevo de las bombas V1 y V2 alemanas). Guernica fue el preludio, Inglaterra fue el intermedio y los brutales bombardeos sobre Alemania (Dresde) y Japón (Tokio, Hiroshima y Nagasaki) constituyeron el crepúsculo trágico de la fé en la innata bondad humana (todos quedaron odiando al pobre Rosseau) y el nacimiento del posmodernismo. De The Wall (1979), Pink Floyd y su desesperanzado Adiós Cielo Azul.

Magister dixit.

Banda sonora